"Lean, estudien, llenen los vacíos que la deficiencia de instrucción les dejó sin completar. Piensen que el Aprismo necesita de muchos hombres cultos, capaces, instruidos, preparados." VRHT

miércoles, 18 de julio de 2012

CARTA DE REAFIRMACIÓN DE PRINCIPIOS APRISTAS

Víctor Raúl Haya de la Torre
Setiembre de 1969, aniversario PAP

CARTA DE REAFIRMACIÓN DE PRINCIPIOS APRISTAS

"La virtud fundamental de todo aprista es la de saber persistir. Los obstáculos, los fracasos, los lagos períodos de espera, deben ser siempre mirados con optimismo. El Aprismo es una “escuela de educación de la voluntad y un gran corrector para los versátiles.” [1]

Entregamos este documento a la militancia aprista, simpatizantes y al pueblo peruano con el ánimo que nos caracteriza para fortalecer la adhesión basada en principios y no en personas. Ante la convocatoria de un Congreso Nacional creemos importante rescatar este texto de nueve principios para la discusión :

1. El aprismo es una doctrina completa, autónoma y emancipadora, opuesta a todo dogmatismo y con un método de acción realista. Su fundamento es la obra doctrinal de Víctor Raúl Haya de la Torre, tal como fue expuesta a lo largo de toda su vida: una obra intelectual clara, integral y sistemática, basada en una aplicación creadora del pensamiento dialéctico y del relativismo científico, que no acepta amputaciones ni alteraciones, que no es prólogo ni antesala a otros sistemas sociales ajenos a su pensamiento y cuyos lineamientos nos dan las matrices de análisis para encarar los desafíos del nuevo milenio.

2. Siguiendo las enseñanzas de Víctor Raúl Haya de la Torre, el aprismo no es un partido de clase sino un partido de frente único de trabajadores manuales e intelectuales, basado en la alianza fraterna de clases productoras y clases medias, sin jerarquización ni discriminación alguna por razones económicas, culturales, de género o étnicas, en lucha permanente por la justicia social y la libertad, por la vigencia irrestricta de los Derechos Humanos y por el derecho de los pueblos del mundo a un futuro libre de opresión, sin pobreza ni depredación de los recursos naturales, donde no exista la explotación del hombre por el hombre ni la explotación del hombre por el Estado. Como apristas, reafirmamos nuestro compromiso de mantener los cinco puntos del programa máximo fundacional del APRA como referente histórico-metodológico y testimonio de la grandeza de la historia de nuestro movimiento.
¡Nuestras banderas no están ni percudidas ni gastadas!

3. El aprismo es un partido antiimperialista, antagónico a toda forma de imperialismo o social-imperialismo, colonialismo, neocolonialismo, opresión racial o dominación extranjera directa o indirecta. Está a favor de la expansión del mercado mundial de capitales y la internacionalización de la tecnología pero normando las condiciones en que deben darse tales inversiones en los países de insuficiente desarrollo económico, como es el caso de nuestro continente. “No estamos en contra del capital que se sujeta a nuestras leyes y procura el impulso de nuestra riqueza. Estamos en contra del capital que explota nuestras riquezas y se burla de nuestras leyes” (Discurso de Haya de la Torre ante el I Congreso del PAP, 20 de agosto de 1931). Defendiendo el concepto y el método del antiimperialismo constructivo, el aprismo rechaza la intervención de toda forma de poder económico, político o militar que vulnere la voluntad soberana de las naciones y se solidariza con todos los pueblos oprimidos y revolucionarios del mundo que anhelan lograr, de acuerdo con su propia realidad, el gran anhelo de la autodeterminación y el pan con libertad.

4. El aprismo es un partido democrático de izquierda, defensor intransigente del derecho inalienable del pueblo a tener la forma de gobierno que libremente decida y combatiente irrenunciable por el derecho popular a la insurgencia contra los dictadores y los usurpadores de la soberanía nacional, de acuerdo con el Artículo 82 de la Constitución de 1979, la Constitución de Haya de la Torre: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos en violación de los procedimientos que la Constitución y las leyes establecen. Son nulos los actos de toda autoridad usurpada”. La defensa de la soberanía del pueblo empalma al aprismo en forma doctrinal e histórica con los grandes principios libertarios y emancipadores de los fundadores de la república.

5. El aprismo, por ser un partido democrático de izquierda, no sólo se opone a toda forma de dictadura; también rechaza toda variante de autoritarismo revestida de formas electorales. Es, además, partidario del consenso y los acuerdos de amplio respaldo nacional como el método primordial para hacer efectivas las reformas sociales. Por ser un partido revolucionario, el aprismo se opone al concepto formal, numérico y conservador de la democracia con el que ocultan sus intereses los grupos de poder neo-oligárquicos. “El aprismo no es comunismo, no es fascismo, ni es socialismo, ni acepta el concepto democrático sólo cuantitativamente, como en las grandes democracias imperialistas” (Haya de la Torre: “La verdad del aprismo”, 1940). Aboga por una democracia en permanente renovación y ampliación de los derechos sociales, extendiendo la participación y el acceso a una mejor calidad de vida de los más necesitados. Fomenta la democracia funcional y la consulta directa de los productores directos para la toma de aquellas decisiones económicas que afectan sus intereses. Defiende las libertades económicas pero dentro del marco de la planificación democrática, favoreciendo la pequeña empresa, las cooperativas y las modalidades asociativas gestadas por los trabajadores. Rechaza ser un “partido de centro” o de “centro izquierda”, cuya única finalidad es medrar parasitariamente del conciliábulo con los poderosos. El aprismo anhela, como señala el Preámbulo de la Constitución de 1979, crear una “sociedad libre, justa y culta, sin explotados ni explotadores, exenta de toda discriminación por razones de sexo, raza, credo o condición social, donde la economía esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía; una sociedad abierta a formas superiores de convivencia y apta para recibir y aprovechar el influjo de la revolución científica, tecnológica, económica y social que transforma el mundo”.

6. Por ser un partido democrático de izquierda, el aprismo fomenta una forma superior de ciudadanía, dando desde sus filas partidarias un ejemplo de moralidad y responsabilidad incuestionables. Como consecuencia, propugna una administración estatal eficiente, éticamente irreprochable y de alto nivel técnico. Por esta razón rechaza con encono toda forma de corrupción y clientelismo político. Para este fin, como enseñara Haya de la Torre, “hay que excluir la politiquería de la administración y, siguiendo este propósito, acabar con los puestos de favor; […] abolir las tarjetas de recomendación, terminar con la mendicidad en las puertas de los ministerios y con los puestos como paga de servicios electorales” (Discurso-Programa de Haya de la Torre, 23 de agosto de 1931). El aprismo es incompatible con el transfuguismo político, el tráfico de influencias y la solicitud de dinero a los poderosos y a los enemigos del partido a cambio de la deshonra de los principios. Todo acto de este tipo, pasado o reciente, deber ser investigado exhaustivamente y los responsables sancionados de acuerdo con los estatutos. Los apristas son celosos seguidores de la moral y de la mística aprista como legado de Víctor Raúl Haya de la Torre.

7. Concebimos el Partido del Pueblo como un partido-organizador y un partido-escuela, que eleva el nivel político del pueblo con miras a la comprensión cabal de sus derechos y oportunidades, que ejerce un liderazgo social para la defensa de esos mismos derechos y que promueve las capacidades de sus militantes organizados en forma tanto territorial como funcional. Demandamos que el PAP recupere su condición de partido líder del movimiento sindical, reivindicando el sindicalismo libre y formando nuevos cuadros organizadores. Defendemos asimismo la autonomía funcional de la organización juvenil y la estructuración de la actividad partidaria en base a los “tres campos de labor de todo militante aprista” definidos por Haya de la Torre en su célebre directiva de 1934 (“El Partido como taller y como escuela”), en primer lugar como trabajador manual e intelectual activando en un frente social, en segundo lugar trabajando dentro de los organismos políticos del partido y en tercer lugar dentro de los organismos educativos y culturales. Entendemos al Partido Aprista como el instrumento de la lucha por una sociedad más justa, independiente del poder del Estado y ejerciendo siempre un rol crítico y fiscalizador, incluso de un eventual gobierno aprista. Defendemos por eso los fundamentos del Estatuto partidario sancionado por el Congreso Estatutario de 1992, que prohibió a los dirigentes y cuadros de alto nivel ser al mismo tiempo funcionarios de gobierno o parlamentarios, que defendió la democracia interna en base al principio “un militante, un voto” y que no aceptó ninguna figura dirigente por encima del CEN y el secretario general nombrados por el Congreso.

8. El aprismo propugna el vínculo fraternal entre los partidos populares de izquierda democrática de nuestro continente y defiende como un objetivo fundamental de su política el mandato resumido por Haya de la Torre en el Artículo 100 de la Constitución de 1979: “El Perú promueve la integración económica, política, social y cultural de los pueblos de América Latina, con miras a la formación de una comunidad latinoamericana de naciones”. Dentro de esta perspectiva, somos partidarios de articular los esfuerzos pro integración defendiendo los lineamientos del antiimperialismo constructivo, la planificación democrática, la plena vigencia de los Derechos Humanos y el interamericanismo democrático sin imperio para la mutua defensa contra cualquier amenaza externa. Y reivindicamos la fórmula conceptual legada por Haya de la Torre que denomina Indoamérica a nuestro pueblo-continente.

9. El aprismo reafirma su autonomía conceptual frente a la socialdemocracia internacional, estableciendo vínculos coordinativos en torno a objetivos comunes por la paz y la justicia social sin que impliquen supeditación alguna a sus jerarquías orgánicas. El aprismo propone a los partidos de la social democracia, junto a los partidos hermanos de nuestro continente, sumar esfuerzos en pro de una globalización con equidad y respeto a los derechos de los pueblos y para la denuncia y derrota de las expresiones políticas neoimperialistas y neo fascistas, tanto de corte capitalista como provenientes del comunismo supérstite (PC Chino, PC Cubano, PT Norcoreano, etc) que amenazan la democracia y la paz mundial.
Militamos en principios

Fraternalmente
Con fe, unión, disciplina y acción

c. Hernán Hurtado Castro
Sec. Gral. CUA UNFV
c. Billy Morales Contreras
Sec. De Org. CUA UNFV
c. José Herrera Mendoza
Sub Sec. Gral CUA UNFV
c. Rosa De la Cruz Cataño
Sec. de Disciplina


[1]Máximas de Conducta Aprista” en “Cartas de Haya de la Torre a los prisioneros apristas. Recopiladas y anotadas por Carlos Manuel Cox. Editorial Nuevo Día. Lima.

4 comentarios:

  1. Queridos Compañeros del CUA - UNFV:

    Los felicito por este pronunciamiento puro y sincero, fiel a la doctrina de Víctor Raúl. Este manifiesto me da esperanzas en un futuro aprista de acuerdo con nuestro ideario.

    Fraternamente

    c. Daniel Parodi Revoredo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias c. Daniel Parodi y la noble intención es forjar el sitial histórico del APRA en este milenio. Un fuerte abrazo y como siempre ud. tan colaborador y crítico.

      Fraternalmente
      c. Hernán Hurtado
      Sec. Gral. CUA UNFV

      Eliminar
  2. Saludos a los compañeros del CUA UNFV, por mantener presente los principios fundamentales de nuestro glorioso partido.

    Fraternalmente.

    C. Reynaldo Vargas.

    ResponderEliminar
  3. Y sobre los nuevos millonarios del apra NADA. Sobre las jornada laboral de 8 horas y los services NADA

    ResponderEliminar