Manuel Búfalo Barreto |
El siguiente poema de Miguel Angelats fue publicado en la Revista ABC (1979, Año IV - Nº 61, julio 12 - julio 26) junto a un estupendo relato y diálogos de los actores en la revolución de Trujillo. 80 años de la insurgencia popular frente a la tiranía sanchezcerrista y nuestros mártires no son "muertos que lloran", sino soldados que con brazo izquierdo en alto no titubearon en luchar por la democracia y un futuro con libertad y justicia para las generaciones venideras, un extraordinario ejemplo de entrega y sacrificio.
Las siguiente líneas expresan la huella y el eco de una generación que despertó contra los abusos y el maltrato del conocido "azúcar cara, cholo barato" y de aquí que los cañeros de La Libertad sintonizaron con el naciente y titánico Partido del Pueblo, que por fraude perdió las elecciones presidenciales, contra quienes se desató una sangrienta persecución iniciada el 6 de diciembre de 1931 en Paiján. Búfalo Barreto es el icono por excelencia del 7 de julio de 1932, de donde se podrá discutir sobre la estrategia o los defectos tácticos y en general si fue o no fue correcto el asalto al cuartel O'Donovan, pero no se pondrá en tela de juicio la hidalguía con que enfrento a la muerte y a la desventaja, que con la emotividad y el liderazgo consolidó el primer ladrillo de nuestra construcción de mística, fe y acciones. Amén de nuestros mártires y su emancipadora lección ¡Esto es el APRA!
¡Búfalo!
Autor: Miguel Angelats
¡Búfalo!
tu puño canta auroras
bajo una tempestad de pólvora y anhelos.
Un coro de fusiles
entona junto a ti marsellesas de fuego
entona junto a ti marsellesas de fuego
cuando en las calles de Trujillo
se apresura el obrero a obsequiarte sus brazos,
cuando los tigres de Laredo
tienen listo el machete
para segar el mal en sus raíces,
cuando en los muros del O’Donovan
aprende el estudiante
su lección de metafísica viendo el rostro a la muerte,
cuando en el cielo de América
acuerdan las estrellas
tener cinco puntas para siempre,
cuando en el vientre de las madres
los niños del mañana
alzan pañuelos blancos de esperanza,
cuando a la luz de una vela
el escolar conjuga
el verbo combatir en futuro perfecto,
cuando en el valle de Chicama
se arrodillan los gringos
y suplican ejércitos y aviones,
cuando el viento de Trujillo
se prepara a inscribirse
en las filas del APRA,
cuando tú, Búfalo padre, Búfalo hermano
das la orden heroica: ¡Adelante carajo!...
Cada 7 de julio
habrán de recordarte los luceros
que admiran tu reto de titán frente al tirano,
cada 7 de julio
el odio ladrará desde su cueva
y grandes titulares en la Rifa
Cain pedirá nuevos abeles.
Pero tú, Manuel, desde tu tumba,
les dirás no fue el odio tu bandera,
la libertad fue tu estrella del oriente,
la libertad tu tierra prometida,
la libertad, Manuel, que no es no diosa,
ni hembra, ni mujer, sólo una estrella
dibujada por Dios, en nuestro pecho
Has caído, Manuel, fuiste el primero
en sembrar rosas rojas de sangre
sobre tu pecho inmenso,
has caído, Manuel, tu cara al cielo,
tu esperanza mirando al infinito…
Por las paredes del cuartel, mientras tu yaces
está trepando el tiempo,
y junto al tiempo,
la libertad fusil en mano,
la libertad sin la que el hombre
es león enjaulado o un cordero,
Búfalo,
tu suerte ha sido echada:
no has podido ingresar por los muros del O’Donovan
pero has tomado la Historia
por asalto.
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